ENTREVISTA
ESPECIAL A JORGE TURNER MORALES
PARA
FLACSO-PANAMÁ
- ¿Cuándo descubre su vocación hacia las ciencias sociales?
Yo no me interesé por las ciencias sociales deslumbrado
por lecturas o estudios sobre el comportamiento humano y su peripecia
histórica. Más bien la vida me situó desde temprano en
circunstancias que me obligaron a hacerme muchas preguntas y parte de
algunas respuestas las encontré en mi propia experiencia y otra
parte en el conocimiento de diferentes textos escritos.
- ¿Cuáles eran las circunstancias sociales, nacionales y regionales en su época de estudiante?
La época de mis estudios de bachillerato en el
Instituto Nacional de Panamá fue la época en que pasé por
tempranas situaciones personales y familiares, en un mundo en crisis,
que forjaron los fundamentos de un pensamiento que después traté de
desarrollar. Por eso me emociona especialmente que esta entrevista,
a mis 87 años de edad, se efectúe hoy en el sitio más grato de mis
antiguos recuerdos definitorios. En aquel tiempo se inició la
Segunda Guerra Mundial y los norteamericanos emprendieron en la Zona
grandes obras para proteger la vía interocéanica de un eventual
ataque nipón y allí trabajé yo, en las noches, como estibador en
los puertos de Balboa, mientras en las mañanas asistía como
estudiante al Instituto Nacional. Esta ambigüedad me provocó de
joven un fuerte rechazo a las características racistas del régimen
de trabajo en el área canalera, acompañado de la intuición
institutora de que el sistema educativo panameño tenía defectos que
debían corregirse.
- ¿Qué autores fueron influyentes en su formación? ¿Influyó la lucha política de su padre?
Insisto en que mi pensamiento social no empezó a
forjarse desprendido de una orientación teórica previa.
Simplemente surgió de una idea sencilla de justicia que luego se
amplió. Por otra parte, Papá Domingo me permitió crecer
considerando que a los niños hay que dejarlos ser niños. Cuando
fue el momento y yo crecí intercambiábamos opiniones en que él
representaba al bondadoso hermano mayor más que al padre severo.
- ¿Cuándo empezó sus estudios universitarios?
Yo empecé mis estudios universitarios en la Universidad
Nacional de Panamá, en donde encontré la posibilidad de dar
continuidad a inquietudes surgidas en el Instituto Nacional. El
clima intelectual que se vivía en la Universidad era estimulante.
En ella pudimos reproducir con más sentido el interés por conocer
la literatura latinoamericana y de ordenar nuestras ideas redactando
pinitos periodísticos. Pero lo más importante para mí fue que
pude aquilatar por segunda ocasión el valor de la huelga estudiantil
como recurso de presión. Al final de mis estudios de bachillerato
yo había participado en el Instituto, como dirigente, en una huelga
estudiantil para protestar porque los exámenes de fin de curso de
las distintas materias los habían fijado a realizarse todos en un
mismo día, lo cual era antipedagógico. Las peticiones nuestras
fueron aceptadas, pero el rector, don Catalino Arrocha Graell,
decidió mi expulsión, de lo que me salvé por la intervención del
entonces ministro de Educación, Cristóbal Adán de Urriola. Y
nuevamente, matriculado en la Universidad, pude participar en ese
plantel en otra huelga que pedía la restitución como profesora de
la socióloga Georgina Jiménez, que fue la primera huelga
estudiantil que además planteó como objetivo el logro de la
autonomía universitaria. La promoción escolar nuestra, de reciente
ingreso en la Universidad, participó en la huelga muy cohesionada,
porque antes habíamos formado la Asociación Revolucionaria de la
Juventud Unidad (ARJU).
Los resultados de esa huelga fueron decepcionantes y
por eso mi hermano David y yo, en busca de nuevos horizontes,
aprovechamos la invitación que nos hicieron desde México para
participar, como panameños, en el Congreso Continental Antifascista
de la Juventud por la Victoria.
Con el viaje, que se prolongó, comenzó el primer
período de mi estancia en México. Fue un período largo,
fructífero y definitivo en mi formación profesional. Durante él
obtuve mi título de abogado, impartí clases en la Universidad
Obrera, formé parte del Departamento Legal del Sindicato de Mineros
y me activé en el periodismo. El regreso a Panamá lo llevé a cabo
en forma discreta en un momento en que acababan de asesinar al
Presidente José Antonio Remón Cantera y se encontraba desatada “la
cacería de brujas”. En ese tiempo trabajé en el departamento
jurídico de la Presidencia de la República y seguí en mi actividad
periodística, llegando a ser director del periódico “El País”
y presidente del Sindicato de Periodistas. Pero nunca llegué a
realizar mi mayor anhelo, el de ser profesor de la Universidad
Nacional, en virtud de que me objetó el doctor Jaime de la Guardia,
entonces rector de dicha Institución.
- ¿En qué movimientos políticos de Panamá militó usted a partir de la segunda mitad de los cincuenta?
Los años que siguieron fueron de gran efervescencia
social estimulada por las esperanzas que concitó la Revolución
Cubana. Se dio el alzamiento armado de Cerro Tute, en la zona
bananera ocurrieron huelgas y en el área canalera comenzó la
siembra de banderitas panameñas clandestinas que reivindicaban
nuestra soberanía. De mi parte, participé con otros compañeros en
la organización de Vanguardia de Acción Nacional, que no planteaba
la imitación de lo acontecido en la Cuba heroica, pero sí un cambio
profundo en el injusto orden social que prevalecía en Panamá. A
los 11 días de gobierno del doctor Arnulfo Arias, la oficialidad
joven de la Guardia Nacional dio un golpe y Omar Torrijos y Boris
Martínez iniciaron los arrestos preventivos de las personas que
suponían podían oponerse al golpe militar y me incluyeron. Estuve
preso cerca de un año y después me enviaron desterrado a México.
Así comenzó mi segundo período de estancia en México.
- Docencia, publicaciones, aportaciones académicas.
En México, por fin, pude realizar mis viejos anhelos de
ser profesor universitario. El año que pasó cumplí 30 años de
actividad docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de
la UNAM. Soy profesor-investigador de tiempo completo, a nivel de
licenciatura y doctorado. Y más allá de mi entrega a la docencia
me cuento entre las preocupados intensamente por la aberración de la
insistencia en llevar al mundo a su autodestrucción. Por eso sigo
vinculado al periodismo de opinión tratando de reflexionar sobre el
asunto. Mi obra escrita consta de una decena de volúmenes y de
centenares de artículos de análisis sobre distintas coyunturas.
Pero lo que me mantiene alerta es el recuerdo constante del fervor
que me embargaba cuando, acompañado de miles de personas, echamos
abajo la cerca imperialista que separaba la zona norteamericana de la
ciudad de Panamá, el 9 de enero de 1964, y la ilusión de hoy de que
me alcanzará el tiempo para concluir mi libro en preparación que se
llama “Repertorio de temas para interpretar América Latina”.
7) Vinculación a Movimientos Políticos y Sociales.
Función de las Ciencias Sociales en los cambios estructurales de
América Latina.
Resulta obvio que los cambios de todo tipo en la
evolución de las sociedades se producen conforme a los objetivos que
surgen de la acción conjunta de las personas. Y en esta virtud, yo,
como ser social, he participado en múltiples organizaciones. Desde
las de carácter gremial, como mi participación en la fundación de
la Federación Latinoamericana de Periodistas, hasta las que han
perseguido fines políticos directos, no sólo en un ámbito
nacional, sino también actuando internacionalmente en pro de la
unión de los países subdesarrollados, bajo una permanente
convicción bolivariana.
El razonamiento sobre la necesidad del desarrollo
económico y la justicia social latinoamericana debe estar auxiliado
por los aportes de las ciencias sociales. El abordaje para acercarse
a la problemática debe ser forzosamente multidisciplinario. Lo más
importantes es precisar, tomando en cuenta la experiencia histórica
y la realidad actual, las particularidades de nuestros países y sus
consensos, las diferencias y las convergencias. Los acuerdos
fraternales que se vayan logrando deben incluir ideas sobre las
formas concretas para avanzar en proyectos que incluyan a nuestra
región completa.
- ¿Cómo definiría usted el futuro de América Latina?
No soy partidario de hacer vaticinios caprichosos. El
mundo de hoy se encuentra en su peor momento. La crisis económica
demuestra que el sistema imperante no debe continuar. Sigue
funcionando anárquicamente con la generación de una gran riqueza
que inesperadamente engendra la mayor pobreza de las masas populares.
Y la forma dominante de producir, en desarmonía con la naturaleza,
ha provocado el cambio climático que amenaza la existencia humana.
En tales condiciones los gobernantes de las grandes potencias tienen
dos opciones. O intenta corregirse o caen en la tentación de seguir
auspiciando un mundo que será cada vez más liberticida y drástico.
Y lo que sucede en el mundo afectará a América Latina. Y lo que
suceda a América Latina afectará a cada uno de nuestros países.
Es difícil hacer cualquier pronóstico. Pero está
claro que las víctimas no podemos cruzarnos de brazos. Los
latinoamericanos debemos luchar por participar unidos en las álgidas
polémicas sobre el futuro de la humanidad. El tema es largo. Pero
las instituciones de FLACSO de nuestros países tienen una hermosa
tarea a cumplir informando y creando conciencia sobre el destino
ideal que debería encontrar la especie humana.
Panamá, 20 de enero de 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario